La presencia felina en el imperio romano
Los felinos hicieron su aparición estelar en el seno del Imperio Romano durante el siglo I, importados desde las tierras africanas por las legiones romanas. Se caracterizaron por su docilidad y facilidad para ser domesticados. En urbes emblemáticas como Roma o Pompeya, era común encontrarlos morando en los hogares. En sus inicios, eran principalmente las familias acaudaladas quienes disfrutaban de estos animales como mascotas y eficientes cazadores de roedores. Era habitual que los lÃderes imperiales se desplazaran acompañados de gatos con el fin de preservar los alimentos de los combatientes de la invasión de roedores. Con el paso del tiempo, la tenencia de gatos se volvió tendencia y se difundió entre la población general y todas las clases sociales, siendo accesibles para todos. Incluso en las campañas militares, los ejércitos romanos contaban con la presencia de gatos. Su función primordial era la de aniquilar a los numerosos ratones presentes en los asentamientos y bar